Canción de los pájaros
Reniego de plegarias imperfectas, de formas consuetudinarias y lo más importante es que perdí mi estirpe de pato salvaje, una noche, en el campo, cuando lloraban payasos. ¡Réquiem a mis huesos flacos, a mi nariz tatuada de canarios y a mis dos manos! Segrego un corredor de codornices a mi ella, toda emplumada de trapos. Princesa de alas oscuras, de gaviotas turquesas planeando bajo y detrás de un cielo hueco, dos ojos que te miran, agonizando alto.
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