Quiromancía
Alguien leyó mis manos y señaló: “Señora, tu suerte está echada en la piedra”. Huyes de mí y cuando creo perderte en otra piel, en otros labios, la mujer barbuda me recuerda que no es tan fácil olvidar tu voz en un cartón de cigarrillos. Tal vez me decida a coleccionar payasos, a abarrotarme el ombligo de pelusas y a sonreír como las muñecas de cartulina: sin castigos y sin reproches. ¿Dónde mis tristezas, gitana? ¿Dónde el dolor o los aplausos? ¿Dónde la vida se perfila hacia la muerte y cae sin preguntar si está bien o mal caer de esta manera? ¿Dónde? Si sólo tengo este destino que no cabe en mis huesos.
3 Comments:
Qué bueno encontrarte en estos silencios a la media noche, que bueno saber que t,abién te llamas Isabel... Y que ese estado de tu soledad es ya un lugar de encuentro para otras soledades. (http://almiprieto.blogspot.com)
almiprieto: Yo también, y a la distancia, celebro el encuentro de soledades poéticas. Que la vida te colme de mucha poesía y de palabras.
Un cordial saludo.
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